lunes, 27 de agosto de 2007

Rol y comportamiento, experiencia de Philip Zimbardo y otros

Párrafo extraído de: Apuntes de Psicología Social, Nos conviene saber (conformidad con el grupo, obediencia a la autoridad, rol y comportamiento), de Antoni Ramis Caldentey, Octubre de 2002. Traducción castellana: Enero de 2004


Pero que hace que nos comportemos, muchas veces, de modo irracional (no somos el único animal racional?) y antisocial (no somos sociales por naturaleza?)? Es la naturaleza humana de quienes lo hacen? Es una cuestión genética que determina a las personas autoritarias, sádicas, sumisas, mentirosas,..., determinación de la que no se podrán liberar?


El experimento de Zimbardo demuestra que no. Todos podemos actuar desde la demencia autoritaria, antisocial, injusta y sádica o desde la responsabilidad humana y social e, incluso desde la sumisión y autoanulación extremas. Todo es cuestión del "bando" dónde nos coja "la guerra". Muchas veces, prácticamente siempre, policía y delincuencia son dos caras de la misma moneda y unos y otros podrían estar en la otra cara si las circunstancias así lo hubieran ocasionado. "Yo soy yo y mis circunstancias", y lo mismo podríamos decir del verdugo y la víctima, o de los miembros de dos grupos confrontados. Lo que nos interesa aquí es tomar conciencia del hecho y evitar ser esclavo de nuestras circunstancias y procurar ser, más bien, el conductor libre de las mismas.


Philip Zimbardo y sus colaboradores hicieron el experimento del rol del prisionero y el carcelero: trabajaron con un grupo de estudiantes universitarios americanos. De forma aleatoria seleccionaron un grupo que tenía que hacer de prisioneros de una prisión y otro que tenía que representar el rol de los guardas. Empezaron el experimento, que tenía que durar tres semanas, en una prisión antigua que ya no se utilizaba como tal. Inmediatamente los guardas, que utilizaban uniforme, se revistieron de símbolos agresivos (botas altas, cinturones gruesos con gordas hebillas metálicas, distintivos, grandes gafas de sol negras,... y desarrollaron actitudes autoritarias, caprichosas, humillantes y agresivas hacia sus compañeros que representaban el papel de presos. Estos, por el contrario desarrollaron una caída radical de su autoestima, depresión y muchos síntomas psicosomáticos. La cosa se puso tan mal que Zimbardo y colaboradores tuvieron que suspender el experimento antes de ccumplirse la primera semana de las tres previstas. Pasados muchos años, cuando aquellos estudiantes ya eran personas maduras, la mayoría padres de familia, les citaron nuevamente: Tanto unos como otros mantenían todavía secuelas de comportamiento y psíquicas del rol de aquella experiencia.


La comunidad psicológica internacional ha prohibido que se hagan experimentos de estos tipos. El problema es que en nuestro mundo vivo, cotidianamente, miles de realidades no son experimentos, sino realidad pura y dura, agresiva, humillante, anulante,...


Lo que importa es conocer estos mecanismos psicológicos sociales para no caer en sus trampas ni como víctima de las mismas ni como verdugo irracional, para no entresacar a nuestros dirigentes que utilizan estas estrategias y para denunciar, dónde corresponda, los casos que conozcamos.

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