martes, 13 de noviembre de 2007

Estrés ocupacional en las organizaciones

Autoras/es:




Cardelino, González, Martin , Martirez , Oliva y Pistacchia.



Introducción.


La defensa de la salud como un derecho fundamental de las personas que trabajan, cualquiera sea la empresa o sector, debería ser un objetivo prioritario para la sociedad actual.

Se requiere de grandes esfuerzos mancomunados para empezar a revertir los riesgos relacionados con el trabajo.

Instituciones internacionales, competentes y máximamente autorizadas, vienen insistiendo en la necesidad de adoptar nuevos enfoques en materia de riesgos profesionales y atender nuevos, o más bien, emergentes, riesgos derivados, o en todo caso, relacionados con el trabajo. Así sucede con lo que conocemos como “riesgos Psicosociales”. Se trata de un concepto unitario que nos permite englobar varias situaciones.

Entre estas situaciones de riesgo psicosocial la de más impacto, por su elevada incidencia y frecuencia, es el conocido “estrés laboral” o “estrés ocupacional”. Hasta hace muy poco tiempo el estrés, que es una situación que no solo se produce en el trabajo, sino también en otros ámbitos de la vida personal y social, era considerado como un problema únicamente personal, por lo que debía ser afrontado por la persona o individuo afectado, considerado especialmente vulnerable o débil.

Los referidos Organismos Internacionales que han dado la voz de alerta sobre la creciente difusión de este problema de salud laboral, no ocultan las dificultades para la prevención del estrés laboral, en especial por el extenso listado que lo desencadenan o provocan. Evidenciando a su vez, que es posible una actividad de gestión, dentro de la organización, conducente a la reducción, o al menos al control del estrés ocupacional.


Concepto de Estrés Laboral.


En el mundo en el que vivimos, las personas nos encontramos continuamente sometidos a situaciones para las que, a menudo, no encontramos la respuesta adecuada a lo que nos solicita o demanda el entorno que nos rodea. Cuando este desajuste, percibido de modo distinto por cada persona, entre o que se nos pide –demanda- y lo que creemos que podemos dar, provoca tensiones, se dice que tiene lugar una “reacción estresante”.

El termino “estrés”, versión castellana de la palabra inglesa “stress”, proviene del término latino “stringere” que significa provocar tensión o deformación del cuerpo.

Se trata primariamente de un proceso biológico que sucede con toda normalidad y elevada frecuencia, hasta poder resultar incluso positiva por poder mejorar la capacidad para afrontar los desafíos que se nos presenta, a cada momento, en nuestros entornos o ambientes de vida, permitiéndonos escapar a ciertas amenazas, o bien adaptándonos a las nuevas exigencias. Ciertos tipos de estrés, o determinados niveles de intensidad, se están revelando como desencadenantes de sufrimiento y enfermedades, ya sea en forma de trastornos psicosomáticos y/o daños psíquicos. Esto suele ocurrir si la persona no encuentra la respuesta adecuada a la demanda que le plantea el entorno, ni el apoyo externo necesario para hacerle frente en un tiempo razonable. Entonces se dice que sobreviene un “estado de estrés”.

Son estos estados de estrés los que, cuando se producen por causas relacionadas, de un modo u otro, con el trabajo, están siendo cada vez más abordados como uno de los principales “riesgos profesionales” de origen “psicosocial”. El estrés laboral se manifiesta en cualquier espacio o lugar de trabajo, si bien existen algunos sectores económicos y algunas organizaciones que resultan más proclives a desarrollarlo, por encontrar un mayor número de causantes -llamados “estresores”-

El origen del estrés laboral está básicamente en factores objetivos, ligados a la organización, a los procesos y a las condiciones de trabajo.

Por lo cual, cabe entender al estrés laboral como la respuesta biológica –integrada por un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas, y del comportamiento- que da un trabajador expuesto, de forma prolongada, estos es, más allá de un tiempo razonable, a una presión intensa por las cargas que le crea su entorno de trabajo, susceptible de generarle, de no recibir el apoyo necesario en el tiempo adecuado, daños a la salud, física o psíquica. Se trata, pues, de un estado generado no en un tiempo súbito o instantáneo, sino derivado de un proceso de exposición más o menos dilatado en el tiempo, proceso en el que precisamente, es posible intervenir desde un plano preventivo.

Este estado se caracteriza por altos niveles de excitación y angustia, con la frecuente sensación de no poder hacer frente a las demandas del trabajo. Además, depende en gran medida de la percepción que el trabajador tiene de esas demandas y de su capacidad para adaptarse a ellas.

No obstante, se pone en un énfasis excesivo en lo individual que, sin duda, se debería desmitificar. Pues tal “incapacidad” se liga a menudo a la sobrecarga de trabajo o a los intensos y prolongados ritmos de trabajo que se ve obligado a realizar el trabajador, en condiciones organizativas y de trabajo no acordes con esas elevadas exigencias. Una respuesta de estrés siempre arranca de una situación ambiental personal que influye sobre la persona, planteándole demandas o exigencias que no controla o no puede atender, representando esa falta de control una amenaza para la misma. Consecuentemente, implica en todo caso una interacción entre aspectos objetivos y aspectos subjetivos, si bien el trato que reciba desde la organización será determinante, tanto para frenar su desarrollo como para reducir los efectos.


Clasificación; modalidades o tipos de estrés.


Del mismo modo que no existe una única definición de estrés laboral, tampoco hay un único tipo de estrés, pues dependerá del criterio que se siga para su ordenación o clasificación. De éste modo destacaremos las siguientes modalidades:

  1. Por su duración.

Estrés Agudo: es el producto de una agresión intensiva (aún violenta), ya sea física o emocional, limitada en el tiempo, pero que supere el umbral del sujeto, dando lugar a una respuesta intensa, rápida y probablemente violenta. Un ejemplo de este tipo de reacción suele acontecer cuando una persona es despedida o sancionada dentro de una institución.

Estrés Crónico: se produce en un período prolongado de tiempo, de manera recurrente, continuo, no necesariamente intenso, pero exigiendo una adaptación permanente. Es más frecuente en ambientes laborales inadecuados –entorno físico “agobiante”-, cuando existen situaciones de sobrecarga de trabajo o, al contrario, de ejecución extremadamente lenta y sistemática, en forma de organización que afecta los ritmos biológicos de las personas –trabajos nocturnos, actividad continua- para puestos de alta responsabilidad.

  1. En Relación al Efecto que Produce en la Persona.

Si implica un estímulo positivo hablamos de Estrés. En estos casos, las respuestas de nuestro organismo, se realizan en armonía, es decir respetando los parámetros fisiológicos y psicológicos del individuo. Entonces el estrés actúa como factor de motivación para vencer y superar obstáculos. De alguna manera, por tanto, el estrés debe puede ser el elemento de ayuda, estimulándonos con el fin de afrontar nuevos objetivos.

Pero si las respuestas han resultado insuficientes o exageradas, produciéndose desajustes entre el trabajador y sus condiciones de trabajo se produce Distrés. En este segundo caso el estado de estrés supone efectos negativos para el bienestar psicológico del trabajador y también una perturbación del buen funcionamiento de la empresa.

  1. Atendiendo a su origen prevalerte o factor desencadenante principal.

Síndrome de Estrés Postraumático: que responde al trastorno provocado en la persona por haber vivido un episodio especialmente dramático o intenso y súbito.

Tecnoestrés: este concepto hace referencia a los efectos que provocan los cambios acaecidos en el mercado del trabajo y en las organizaciones debidos al uso de tecnologías. Si por un lado pueden presentar apoyo al trabajador para hacer frente a la demanda creciente y a los intensos ritmos, también pueden revelarse como una fuente de efectos negativos, al afectar al contenido y al ambiente de trabajo.

Estrés por razones de Género: se vincula especialmente a situaciones de desigualdad derivadas del factor sexo y/o género, así como a las mayores cargas que supone para la trabajadora asalariada el desempeñar mayoritariamente el trabajo familiar.


Factores de riesgo: las causas desencadenantes del estrés laboral.


La identificación de un problema de estrés laboral exige tener en cuenta tres aspectos:

  1. Los factores de riesgo o causas que desencadenan o provocan la reacción y el estado de estrés –llamados estresores-

  2. La reacción individual generada por la exposición a los estresores

  3. Los daños a la salud que se derivan en el estado de estrés –sufrimiento, dolencias y enfermedades, fisiológicas o psíquicas-

A la vista de esta delimitación, queda claro que resulta imposible elaborar una lista exhaustiva de estresores, esto es, de causas o agentes causantes de riesgo de estrés en el entorno laboral. No obstante es manifiesto que algunas condiciones de trabajo tienen mayor índice de probabilidad de operar como estresores que otras para la mayoría de las personas.

Por consiguiente podrían clasificarse en dos las grandes áreas:

  1. El ambiente o “entorno objetivo” –dimensión colectiva-

Este grupo de factores o desencadenantes de estrés se subdividen en tres:

    • Respecto al contenido de las tareas: estas son percibidas de modo diferente por distintas personas, e influyen también de modo diverso según el ambiente laboral y tipo de organización. Dentro de este grupo podemos destacar; el trabajo monótono y la excesiva rotación de tareas; las capacidades de las personas y las exigencias del puesto a desarrollar; el grado de autonomía para decidir; carga y ritmo de trabajo, no solo física sino también mental; programación de las jornadas laborales;

    • Ambiente físico o material de trabajo: son aquellos aspectos como el ruido excesivo o intermitente, vibraciones, falta de luz o luz muy brillante, alta o baja temperatura, el aspecto físico del lugar de trabajo, o ambientes contaminados.

    • Relativos a la organización: los cambios en la organización del trabajo; la cultura de la organización; los líderes (autoritarios, permisivos, democráticos, etc.); el rol de cada empleado (las expectativas, las responsabilidades); la comunicación entre las áreas;

  1. Las condiciones subjetivas –dimensión individual-

Se analiza al trabajador, aquellos sectores que van generando o no estrés laboral según la percepción que el trabajador tenga de ellos y de su capacidad para hacerles frente. Los factores que lo delimitan son:

  • Las características de la persona: edad, sexo, raza, experiencia laboral, tipo de personalidad, convicciones personales, experiencias vitales o trayectorias, estados biológicos, estilos de vida, etc. El hecho de poseer determinadas características no desencadena el estrés, sino que aumenta la vulnerabilidad de la persona a este.

    • Las relaciones interpersonales: aspectos individuales ligados a las conductas y características de personalidad, como se desarrolla el trabajo en equipo, la vida social y familiar de la persona, etc.


Respuestas al estres Laboral


A continuación vamos a diferenciar las posibles respuestas que tienen su origen en las relaciones que se establecen en cualquier empresa entre los distintos individuos. el bulling, el mobbing y el burn out.

EL MOBBING

El mobbing refiere a ciertas situaciones de hostigamiento psicológico en el trabajo que se manifiesta en forma de conflictos interpersonales, los trabajadores presentan síntomas psicosomaticos y reacciones anormales hacia el trabajo y el ambiente laboral. Este es un término empleado en la literatura psicológica internacional para describir una situación en la que una persona o grupo de personas ejercen una violencia psicológica extrema, de forma sistemática, durante un tiempo prolongado, sobre otra persona en el lugar de trabajo.

Una característica de la situación es la de ser un conflicto asimétrico entre dos partes, “hostigadores” y “agredidos”, donde la parte hostigadora tiene mas recursos, apoyos o una posición superior a la del trabajador hostigado. El presunto agresor o agresores se valen, normalmente, de algún argumento o estatuto de poder como pueden ser la fuerza física, la antigüedad, la fuerza del grupo, la popularidad en el grupo o el nivel jerárquico para llevar a cabo estos comportamientos hostigadores.

Por otra parte, en estas ocasiones el individuo no sabe como afrontar estas situaciones para modificar su entorno social, ni sabe como controlar las reacciones emocionales que le produce dicho proceso. El fracaso en el afrontamiento de las situaciones y en el control de la ansiedad desencadena una patología propia del estres, que se va haciendo crónico y agravando progresivamente.

El motivo que favorece la aparición de este tipo de conductas se encuentra ligado a dos aspectos: la organización del trabajo y los conflictos acrecentados por parte de los superiores.

En cuanto al primero, las conductas se incrementan en sistemas con una organización pobre, con la ausencia de interés y apoyo de parte de los superiores, con ausencia de relación con estos, con la existencia de múltiples jerarquías, con cargas excesivas de trabajo, con una deficiente organización diaria del trabajo, con la existencia de lideres espontáneos no oficiales, con un trabajo de bajo contenido , con conflictos de rol, con flujos pobres de información, con estilos de dirección autoritarios, etc. En cuanto al segundo punto son dos las posiciones que pueden adoptar los superiores que ayudan a incrementar la escala del conflicto: por un lado, la negación del mismo y por el otro, la implicación y participación activa en el conflicto con el fin de contribuir a la estigmatización de la persona hostigada. La reacción del hostigado ante este tipo de problemas puede variar en función de sus características personales. La forma en que se evalúa, y sobre todo, la forma en la que se enfrenta a la situación una persona esta relacionada tanto con la solución efectiva del problema como con el nivel o magnitud de consecuencias que desarrolla el afectado.

Otra de las particularidades de este tipo de procesos es que el afectado perciba que sus hostigadores tienen la intención explicita de causarle daño o mal, lo que convierte a la situación en especialmente estresante. además, el individuo interpreta las situaciones como una amenaza a su integridad, pues contraria algunas de sus expectativas (como la de recibir un trato equitativo) y atenta contra sus necesidades básicas como la necesidad de afiliación (necesidad de estar asociado y de tener relaciones afectuosas con otras personas) y de estatus (necesidad de una relación con los otros, establecida y respetada)

Las consecuencias del mobbing pueden ser de distinta naturaleza y afectar a varios ámbitos. Son muy próximas a la patología originada por el estres, pero con una especial incidencia de la patología de tipo social: para el trabajador afectado, para la organización de trabajo, para el núcleo familiar y social y para la comunidad.

En cuanto al trabajador afectado, a nivel psíquico, la sintomatología puede ser muy diversa. El eje principal de las consecuencias que sufre el sujeto afectado seria la ansiedad:la presencia de miedo y sentimientos de amenaza, fracaso, impotencia y frustración, baja auto estima o apatía. Este tipo de problemas puede dar lugar a que el trabajador afectado, con el objeto de disminuir la ansiedad, desarrolle comportamientos sustitutivos tales como droga dependencia y otro tipo de adicciones, que además, de constituir comportamientos patológicos en si mismos, puede dar lugar a patologías mas graves o a agravar problemas preexistentes.

A nivel físico, podemos encontrarnos con diversas manifestaciones de patología psicosomatica: desde dolores y trastornos funcionales hasta trastornos orgánicos.

A nivel social, es posible que estos individuos lleguen a ser muy susceptibles e hiper sensibles a la crítica, con actitudes de desconfianza y con conductas de aislamiento evitación, retraimiento o, por otra parte, de agresividad u hostilidad y con otras manifestaciones de inadaptación social. Son comunes sentimientos de ira y de rencor y deseos de venganza contra el/los agresor/es.

En general puede decirse, que la salud social del individuo se encuentra profundamente afectada, pues este problema puede distorsionar las interacciones que tiene con otras personas e interferir en la vida normal y productiva del individuo.

Es un hecho cierto que tener trabajadores con problemas de rendimiento afecta al desarrollo del trabajo, pues al distorsionar la comunicación y la colaboración entre trabajadores, interfiere en las relaciones que estos deben establecer para la ejecución de las tareas, por otra parte, se producirá un aumento del absentismo (justificado o no) de la persona afectada. Es posible también que se produzcan perdidas en la fuerza de trabajo, ya que previsiblemente el trabajador intentara cambiar de trabajo.

En cuanto a la cohesión, la colaboración, la cooperación, la calidad de las relaciones interpersonales, que señalan el clima social en una organización de trabajo se verán afectados ante la existencia de problemas de este tipo. Algunos estudios relacionan la calidad de este clima laboral con la posibilidad de que se incremente la accidentabilidad, por negligencias o descuidos, voluntarios, etc.

Al hablar del núcleo familiar y social, el entono social del afectado padecerá las consecuencias de tener una persona cercana amargada, desmotivada, sin expectativas ni ganas de trabajar, y que padecerá posiblemente algún tipo de trastorno psiquiátrico.

Para la patología en el ámbito de la comunidad hay estudios realizados sobre el impacto económico de este tipo de problemas, no hay que menospreciar las consecuencias que a este nivel se producen: la perdida de fuerza de trabajo, costes de asistencia a enfermedades, costes de las pensiones de invalidez, etc.

EL “BURN OUT”

El “burn-out” (síndrome del trabajador quemado) presenta un cuadro de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. Entre sus síntomas destacan el desarrollo de actitudes negativas, de cinismo hacia los demás o baja autoestima hacia la labor desempeñada, irritabilidad, incapacidad de concentración y distanciamiento afectivo. Asimismo, tiene repercusiones físicas, cansancio, fatiga crónica, trastornos del sueño, úlceras, desordenes gástricos, adicciones y tensión muscular, absentismo laboral, y menor capacidad en el trabajo, acciones hostiles, conflictos que afectan al buen funcionamiento de la empresa u organización.

Existe un grupo de personas que sintomáticamente puede padecer esta enfermedad, estos son los profesionales que tienen contacto con personas, como el personal sanitario, de la enseñanza y asistentes sociales, estos son profesionales de ayuda

La cultura empresarial juega un papel clave en este fenómeno. Los empleados empiezan a identificarse con la empresa tan pronto como se sienten parte de ella, por lo que cuanto más respetados se sientan como miembros de un grupo, más fácilmente sentirán esa identificación.

Se considera como la fase avanzada del estres profesional, y se produce cuando se desequilibran las expectativas en el ámbito profesional y la realidad del trabajo diario.
El síndrome burn-out se debe a distintas causas múltiples, no necesariamente una sola, y se origina siempre en largos períodos de tiempo. Se ha encontrado en múltiples investigaciones que el síndrome ataca especialmente cuando el trabajo supera las ocho horas, no se ha cambiado de ambiente laboral en largos periodos de tiempo y en la paga mal remunerada, sin embargo en personas que trabajan en amplias jornadas pero bien remuneradas es poco común la presencia del síndrome.

Especialmente las mujeres son atacadas por este síndrome más frecuentemente que los hombres. En especial padecen del síndrome de burn-out personas altamente calificadas y comprometidas, en las que los intereses profesionales predominan sobre los intereses personales. Aunque este síndrome se da mayoritariamente en el ámbito laboral, cada vez más a menudo aparecen casos de burn-out en estudiantes. Vistos por otras personas aparentan sensibilidad, depresión e insatisfacción.

A nivel corporal aparecen molestias múltiples como: insomnio, dolor de cabeza, mareos, dolores musculares en nuca y espalda, trastornos digestivos, infecciones acumuladas, trastornos respiratorios y circulatorios o variaciones en el peso.


BULLING

La palabra “bulling” en ingles significa maltrato e intimidación entre iguales. Es el acoso, la amenaza y el maltrato, abuso de poder (verbal, físico, económico, psicológico y o social) que genera efectos negativos en la vida emocional, a través de intimidación de diversa índole y humillación. Estas situaciones implican repetitividad en el tiempo y una intención premeditada de producir daño.

La persona maltratada se siente vulnerable, confusa y atemorizada; suele sentirse culpable y avergonzada pensando que puede ser ella la causante del problema.

Se considera maltrato a toda acción reiterada a través de diferentes formas de acoso u hostigamiento entre dos personas o grupo de personas, en el que la victima esta en situación de inferioridad respecto al agresor o agresores.

Es normal que muchas veces se den varios tipos de maltrato a la vez, aunque se ha detectado que los agresores varones tienden al maltrato físico y verbal, mientras que las maltratadoras femeninas tienden a un tipo de bulling psicológico y moral.

La personalidad del que agrede suele ser la de una persona conflictiva, agresiva y con carencias afectivas. En cambio la personalidad del agredido es mas difícil de precisar, suele ser una persona identificada como débil, insegura, y con bajos niveles de autoestima, aunque cualquier razón es suficiente para convertirse en victima, como por ejemplo los rasgos físicos, forma de vestir, capacidad intelectual, orientación sexual, raza, religión, etc.

El bulling se manifiesta en el momento en que una persona es agredida o expuesta a acciones negativas intencionales por sus compañeros con la presencia de un desequilibrio de fuerzas en el que la víctima posee dificultades para defenderse. Produce en la victima un elevado estres psíquico, con graves repercusiones que desembocan en miedos físicos y psicológicos y una anulación de la personalidad e identidad llegando en casos extremos a tendencias suicidas.
Cuando hablamos de violencia o agresión, se marca una diferencia importante, porque las características del denominado bulling se sostienen en el tiempo y se genera una situación insoportable para el agredido que es víctima de acosos reiterados y no puede escapar de ellos y de lo que implican para su vida.

Debemos destacar que mas allá de la figura del agredido y del agresor existe el “compañero”, que observa y calla las agresiones a las que son sometidos las victimas, permanece expectante, tomando un papel donde no se vincula, no interviene, ni intercede en favor de la victima, incluso llegando al caso de fomentar la burla y el maltrato, y a veces solo con su silencio. ´

Si buscásemos un ejemplo de sociedad que se identifique con este rol de “compañero”, sin clasificar lo que significo este proceso como un caso de bulling, podemos mencionar el periodo que abarco la dictadura militar en nuestro país en los años `70. otro ejemplo similar es un conocido anuncio publicitario de la LUCHA CONTRA EL SIDA, donde se destaca la leyenda: “como no tocan a mi puerta, no es mi problema”

Este síndrome es de mayor frecuencia en ámbitos escolares como en otras actividades sociales. Los niños tienen la habilidad de esconder sus sentimientos y esto hace difícil de descubrir este tipo de situaciones.

En esta ultima década distintos hechos influenciados por este síndrome han dejado perpleja a toda una sociedad mundial (Columbine, EEUU; Carmen de Patagones, Argentina, como ejemplos) .


Las consecuencias del estrés laboral


En el análisis del estrés laboral, es de suma importancia tener siempre presente las consecuencias del mismo. Primeramente se identifican las dolencias en enfermedades que puede contraer el trabajador al sufrir los distintos grados de estres.

El tema es que el estres no afecta de igual manera a todas las personas ni a todos los grupos, dificultando mas la tarea de establecer el nexo entre causas y consecuencias, además suelen dilatarse con el tiempo.

Los efectos del estres en la salud del trabajador dependen de diferentes factores o aspectos, como la percepción que el trabajador tenga del estresor; capacidad que tenga la persona para controlar la situación; la preparación de la persona para poder afrentar los problemas; la influencia de los patrones de la conducta, individuales sociales; y el tiempos que se tarde en reacciona, bien porque no se reconozca la sintomatología, bien por temor a evidienciarla, miedo a mostrar debilidad ante los demás y el temor a sufrir consecuencias negativas.

De ahí, pues a enorme importancia de la información y formación al trabajador en esta materia, también al empresario que a menudo no tendrá mejor preparación. Además de adoptar otras medidas organizativas.

El endocrinólogo Hans Seyle formulo una teoría del “síndrome de estar enfermo”, en el que describía tres fases sucesivas que lo caracterizan son las fases de alarma, de adaptación y resistencia, y la de fatiga.

En la fase de alarma el organismo reacciona automáticamente preparándose para dar una respuesta, ya sea enfrentarse o huir del agente estresor. Esta reacción es de corta duración, y no perjudica, siempre que la persona disponga del tiempo necesario para recuperarse.

Esta primera fase, constituye el aviso claro de la presencia de uno o más de los agentes estresores.

En la fase de adaptación y resistencia, el organismo, por más que intente adaptarse no tiene tiempo para recuperarse del estímulo opresor, y por lo tanto, continúa reaccionando para hacer frente a la situación. La activación fisiológica disminuye algo, pero manteniéndose por encima de lo normal. Está debilitada su capacidad para resistir. El organismo se torna crecientemente vulnerable a problemas de salud.

En la fase de fatiga se colapsa el sistema orgánico que se estaba enfrentando a los estresores, dando lugar a la aparición de alteraciones psicosomáticas, aquellas que teniendo un origen psíquico, pasan a ser afecciones físicas.

Algunos de los síntomas físicos y psicológicos que los especialistas destacan como posibles señales de alerta, son: dolores musculares y de cabeza, comerse las uñas, agotamiento e irritabilidad, cambios en el sueño, en la alimentación, en la vida sexual y en el estado de ánimo. Pero no podemos comparar estrés con la patología de la depresión. El estrés es una respuesta normal, automática, natural y biológica del ser humano, mientras que la depresión es una enfermedad.

Los altos costos que provoca la no prevención, no son aún percibidos por los empresarios ni por el Estado, y en general por la sociedad - y que según la comunidad europea ha analizado sus valores- trae aparejado perdidas en la productividad debido a los altos niveles de absentismo (que ronda entre en 50 y 60%) y además, que no se considera viable una organización que tenga más del 40 % de su personal con problemas de estrés.

Por ello, la unión europea sostiene con rigor -aunque con poco éxito- que “las empresas que ayudan a sus empleados a hacer frente al estrés y reorganicen con cuidado el ambiente de trabajo, en función de las aptitudes y aspiraciones humanas, tienen más posibilidades de lograr ventajas competitivas.”

El estrés en los profesionales de la salud


El estrés ocupacional es un problema reconocido desde hace varios años en los trabajadores sanitarios, y constituye un riesgo importante y específico en los profesionales médicos. Influye n la satisfacción por el trabajo que se realiza, en el bienestar psicológico y en la salud física, pero también pude afectar indirectamente a los pacientes a los que se intenta mejorar su salud.

Entre los trabajadores de la salud, se da fundamentalmente en intensivistas y anestesiólogos- reanimadores, urgenciólogos y emergenciólogos prehospitalarios, aunque aparece también con menor intensidad en responsables de otras especialidades, incluso en los médicos generalistas y personal de enfermería, dentro de estos últimos son afectados aquellos que trabajan en los servicios de terapias.

Entre los determinantes del estrés se ha considerado la falta de camas ante un lleno ocupacional en la unidad de cuidados intensivos, el inicio del trabajo matutino con sensación previa de sobrecarga, la necesidad de tomar decisiones en solitario, la escases de recursos, y el traslado de la problemática laboral hasta la vida social y familiar.

El estrés ocupacional en el personal sanitario, es un hecho frecuente, de alta prevalencia, y que puede alcanzar consecuencias negativas, desde la cronificación de alteraciones psicológicas en los profesionales hasta efectos adversos en los pacientes como resultado de posibles errores médicos.

Posibles soluciones


Según lo analizado en este trabajo para definir estrategias y combatir los mecanismos causantes del estrés laboral, disminuyendo su frecuencia e intensidad, concluimos que seria adecuado combinar distintas medidas organizativas e individuales. Un reparto equitativo de tareas; mejores medios a los trabajadores para desarrollarlas; mas y mejor espacio físico; aumentar el tiempo libre; e incrementar las oportunidades de expresarse, serian un buen comienzo.

A esto debemos añadir una mejora en la calidad de vida en general; buenos hábitos o practicas saludables, alimentación, deportes, recreación etc. Buscar apoyo social, no sólo profesional sino también por parte de familiares y amigos.

La empresa u organización debería asegurar que los trabajadores dispongan de la suficiente formación e información, para evitar conflictos y violencia en las relaciones, sean o no del ámbito estrictamente personal.

En cuanto a los trabajadores de la salud algunas sugerencias para minimizar los niveles de estrés, serian por ejemplo que estos no mantengan relación directa y diaria con enfermos en situación crítica y Terminal; el descanso, que es fundamental para estos profesionales; la formación de equipos de trabajo para la toma de decisiones; que los superiores hagan reconocimiento del trabajo del personal para incentivarlo, y dar posibilidades al crecimiento personal y profesional, a través de nuevas oportunidades; que se ejerza control sobre los roles que deben cumplirse en los horarios de trabajo para que no se sobrecarguen las responsabilidades; incrementar la incentivación de la docencia e investigación; y no olvidemos las retribuciones acordes al desempeño laboral, penosidad y peligrosidad de las intervenciones.

En cuanto a las legislaciones vigentes nuestro país carece de las legislaciones correspondientes a la identificación de factores de riesgo social, carece de obligación de evaluarlos y de identificar sus consecuencias en la salud, el estrés no esta siendo considerado, la única ley que “menciona” por así decir, alguna relación con esta problemática es la ley nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo Nº 19.587, que hace referencia únicamente a las condiciones del ambiente físico.

Cabe destacar que la ley 24.557 - de riesgos del trabajo que dio origen al sistema asegurador de las ART- y el decreto 351/79, no contemplan aquello que la organización internacional del Trabajo (OIT) define como las condiciones de trabajo.

El diario “Clarín” en el día 16/03/2005 publicó un articulo llamado Para la ley Argentina, el estrés no es un riesgo para trabajar y trabajar”; donde hace referencia sobre dicha problemática y expresa que el gobierno estudia una reforma en la ley de riesgo de trabajo que contemple enfermedades producidas por las tensiones laborales, hasta ahora ausentes.

Entre otras normas de prevención laboral que se han modificado o creado podemos destacar al acuerdo Marco, creado en Europa en el año 2004, tiene como objetivo proporcionar un marco a empresarios y trabajadores para identificar, prevenir, y tomar las medidas necesarias con respecto a los problemas del estrés relacionados con el trabajo.

1 comentario:

Vicodin dijo...

El estrés laboral es una de las causas de absentismo laboral, lo cual genera pérdidas económicas a las empresas y un daño a la salud del personal. Las mujeres con las más afectadas por el estrés laboral, debido a que ellas reciben menos sueldo y no pueden ascender a los alto puestos de la empresa, además que son víctimas del acoso sexual. Las empresas deberían invertir en mantener una buena salud mental de sus trabajadores y evitar pérdidas económicas en el futuro y lograr mayor productividad. Los deportes son de gran ayuda para aliviar el estrés, además nos hacen sentir mejor lo que eleva nuestra autoestima y esto a su vez, alivia también el estrés.
vicodin